‘La maleta’, un libro para recuperar la memoria del anarcosindicalismo y las luchas obreras

Josep Pimentel mezcla realidad y ficción en ‘La maleta’, a través de la cual recorre la Barcelona revolucionaria de 1936, el Frente de Aragón y las colectivizaciones

Eliseo es un obrero hijo de migrantes del sur de España, que se trasladó con su familia a Barcelona en el primer tercio del siglo XX, primero en el barrio Chino y después en el barrio obrero del Poblenou. Es “un ejemplo de anarcosindicalista que se hace a través de las luchas obreras en la fábrica”. 

La suya no es una historia real como tal, es un compendio de historias de diferentes personas que Josep Pimentel ha fusionado para hablar del anarcosindicalismo y las luchas obreras. LEER MÁS

fuente: EL DIARIO.ES

Consejo Regional de Defensa de Aragón. Autonomía y colectivismo. 1936-1937

Entre 1936-1937 el pueblo de Caspe, en Aragón, se convirtió en la capital internacional del anarquismo. Un referente único en la historia contemporánea de los pueblos, una experiencia de organización libertaria con estructuras horizontales, descentralización y autonomía política; pero también una producción colectivista rural. Un periodo de la historia libertaria que nadie ha deseado que trascienda, y así lo evidencia la doble derrota a la que fue sometido este Consejo Regional de Defensa de Aragón consecutivamente.

La Revolución social española y la cuestión del poder horizontal como telón de fondo

Su origen se debe a un contexto particular de lucha social contra el fascismo en España y el estallido de la Revolución Social. El fracasado Golpe de Estado militar en julio de 1936 supone el inicio de una guerra que determina la ocupación territorial del país entre las fuerzas militares sublevadas, y las fuerzas leales a la República española o las milicias populares antifascistas organizadas. La ocupación de las tres capitales provinciales por los sublevados propició, al desaparecer las estructuras del Estado en la mitad oriental de Aragón, la organización del Consejo Regional de Defensa de Aragón. Este organismo, presidido por el anarcosindicalista Joaquín Ascaso, administró durante diez meses las colectividades aragonesas con autonomía plena respecto del gobierno republicano central.

Ese mundo nuevo que llevaban en sus corazones se plasmaba sobre un anarquismo pragmático que afrontaba la cuestión del poder desde una funcionalidad emancipatoria. No se aspiraba a una conquista del poder construyendo una estructura autoritaria clásica similar a la estatal, sino que desde estructuras genuinamente de base popular, como la colectividad, el consejo o la federación, se practicaba un poder horizontal. Todas las relaciones sociales están mediadas por herramientas humanas para tomar decisiones, en todo grupo social que decide vivir en común se ejerce un poder, y los anarcosindicalistas de los años 30 no eran desconocedores de esta realidad científica. Sin embargo, aspiraban a que el poder que se ejerciese entre la humanidad estuviese mediado por herramientas no coercitivas, de autonomía plena del individuo, y también de horizontalidad colectiva. LEER MÁS.

fuente: TODO POR HACER

‘La gran trata de esclavos’

“Los que han destruido España, que la reconstruyan”. Éstas son palabras del propio Franco en el preámbulo de la ley que creaba las Colonias Penitenciarias Militarizadas, el 7 de octubre de 1938, en plena Guerra Civil, aunque ya muy decantada hacia el lado del bando nacional. A partir de aquí empieza una larga noche de 40 años para la mayoría del pueblo español, que tuvo la desgracia de sufrir en ese tiempo un alzamiento militar fascista, una cruenta guerra y una represión posterior que prácticamente llegó hasta el día de la muerte en la cama del dictador.

Con el proceso de cambio de régimen político en 1978 empezarían a aflorar una serie de publicaciones que pretendían arrojar luz sobre uno de los episodios más largos, oscuros y desconocidos hasta ese momento de la historia reciente de este país. Una de las más interesantes por lo que nos narra es La gran trata de esclavos, de César Broto Villegas, militante anarcosindicalista desde 1925, cuando a los 11 años de edad se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo en la localidad de Lleida, adonde se acababa de trasladar toda su familia desde la vecina Aragón. En él, el autor nos relata una serie de episodios vividos en primera persona, que van desde el desarrollo de la propia guerra hasta la posterior represión salvaje sobre todo aquel o aquella que tuviera algo que ver con el bando perdedor, haciendo especial hincapié en la no suficientemente conocida historia del trabajo esclavo por parte de la población reclusa que saturó cárceles y campos de concentración al término de la guerra y que en los años venideros reconstruiría con sus propias manos un país arrasado. LEER MÁS.

FUENTE: FAL / Alfonso Molino

Stuart Christie, in memoriam

No esta siendo fácil este año 2020. Estamos asistiendo, por distintas razones, a la desaparición de una generación que marcó la historia reciente de nuestro país. Ya sea por las consecuencias de la pandemia del coronavirus o por terribles enfermedades hemos perdido a una parte de la historia que nos podían contar en primera persona acontecimientos de trascendencia.

Uno de esos personajes que nos ha dejado recientemente ha sido Stuart Christie. El pasado 15 de agosto el corazón de Stuart dejaba de latir tras una terrible enfermedad que acabó con él en poco tiempo. Su muerte generó una escalada de condolencias y de recuerdos, lo que indica de la importancia del personaje que se nos ha ido. Agradecemos este pequeño espacio para poder recordar a Stuart en su justa dimensión, por la importancia del trabajo que realizó y por lo que significó para nuestra historia reciente.

En todos los obituarios que han aparecido de Stuart, ya fuese en prensa generalista o en periódicos más militantes, ha habido un hecho que se ha destacado por encima de otros: Stuart Christie fue el anarquista británico que en 1964 intentó asesinar al dictador Franco en el palco del Santiago Bernabéu. Y ciertamente, Stuart, que llevaba conociendo el anarquismo desde tiempo antes, había entrado en contacto con círculos de exiliados españoles en Francia y había ofrecido la posibilidad de participar en un atentado que pusiese fin a la vida de un dictador que llevaba dominando el país bajo una fuerte represión desde 1939. Todos estos pormenores, Stuart los explicó en un libro autobiográfico de dicho acontecimiento bajo el título de General Franco made me a terrorist, que fue publicado en España con idéntico título (Franco me hizo terrorista. Memorias de un anarquista que intentó matar a un dictador). No merece la pena, por lo tanto, insistir en este aspecto que tanta tinta ha suscitado. Para eso nos remitimos al propio trabajo de Stuart. LEER MÁS

TODO POR HACER

Cuarenta años de la muerte de García Oliver. El alma de Los Solidarios y Ministro de Justicia Popular

Este mes de julio del año 2020 se cumplen cuarenta años de la muerte de un hombre que fue historia viva de su tiempo, un revolucionario de acción y de palabra, pues manejaba perfectamente la oratoria. Murió solo, murió lejos de Reus, su pueblo natal; y yacen sus huesos en Guadalajara, México, país donde se exilió. Este artículo, además de repasar su vida política en una efeméride tan señalada, quiere dar a conocer la investigación histórica que ha propiciado localizar la tumba de Juan García Oliver, desconocida hasta el momento actual. En tierras mexicanas se encuentra uno de los corazones más apasionados de la memoria libertaria.

Juan García Oliver fue camarero de profesión desde los trece años en diversos restaurantes de Barcelona, tuvo una trayectoria vital intensa, trepidante y novelesca. Es una de las figuras más importantes del anarcosindicalismo español que encierra una de las rarezas más peculiares de la historia libertaria, y es que este militante anarquista catalán fue nombrado Ministro de Justicia el 4 de noviembre de 1936, en plena Guerra Civil española. Un revolucionario que tan solo había pisado los tribunales como acusado, y que había pasado doce años de su vida en prisión por sus acciones en el grupo Los Solidarios en los años 20, y posteriormente en la República española por practicar la táctica de la gimnasia revolucionaria.

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FUENTE: TODO POR HACER

De cómo se usurpó y manipuló la memoria libertaria en Francia. Historia de un robo

aludos gente que lee!!! Aquí estoy de nuevo, y esta vez traigo el típico tema espinoso con el que no hacer demasiadas amistades. Digo típico por que es un clásico. Y como clásico, considero la usurpación, por no decir robo descarado y escandaloso, tanto del mérito, como de la participación, de los anarquistas en la resistencia en Francia. Ocultación de datos, manipulación, olvidos interesados, todo repetido hasta la saciedad, hasta que se convierta en “verdad”. Y es que no hay como poner la maquinaria de propaganda del “partido” a funcionar, para que se vean los resultados con prontitud. Así que, parte de quienes cuentan la historia, cuentan esta verdad deformada, que quienes vienen detrás toman como verdad absoluta, y mientras no salga nadie a desmentirlo, pues suma y sigue, una historia a la carta. No os preocupéis, también hay mandanga para la burocracia sindical anarquista.

Al igual que en la Guerra Civil Española, el PCE era minoritario al principio de la misma, pero gracias a la ayuda “desinteresada” de la URSS, pasó a ser el gran defensor de la Republica, en tierras francesas pasó tres cuartos de lo mismo. Bueno, no todo el rato, claro, pues en medio apareció ese curioso pacto de “no agresión” entre Hitler y Stalin, que dejó a demasiados comunistas con el pie cambiado y un gesto de incredulidad en la cara.

Pacto Molotov-Ribbentrop
El 23 de agosto de 1939,se firmaba en Moscú el pacto de no agresión entre Alemania y la URSS. IMANOL

Para quien no lo sepa, el 23 de agosto de 1939, la Alemania nazi y la URSS firmaron un pacto de no agresión, también conocido como pacto Ribbentrop-Molotov, que eran los encargados de los asuntos exteriores de ambos paises. El acto se oficializó en Moscú 9 días antes del principio de la 2ª Guerra Mundial. Además, el pacto también estrechaba los vínculos económicos y comerciales entre ambas potencias, sin olvidar el pequeño detalle del reparto de Polonia.

Así que cuando las tropas hitlerianas entraron en Francia el 10 de mayo de 1940, y 40 días después, ya tenían bajo su control la mitad del país vecino, y la otra mitad sometida bajo un régimen títere, la línea oficial del partido comunista, tanto francés como español, hizo de tripas corazón y decidieron seguir los mandatos del tío Yosiff… en fin, que no había que atacar a las tropas nazis. Por suerte para el mundo, muchas y muchos comunistas, se saltaron la tan cacareada disciplina de partido y pasaron a la acción contra las huestes de Hitler. LEER MÁS

fuente: EL SALTO / IMANOL

El batallón de la muerte

El llamado Batallón de la Muerte ha sido de las unidades anarquistas de la Guerra Civil española una de las que más atención ha recibido en las últimas décadas. Esto se debe a las fotografías con las que se dio a conocer esta unidad tenida por internacional. Este artículo intentará aclarar algunas concepciones erróneas y rebatir los mitos, ya que flaco se favor hace para comprender los hechos históricos. Se han encontrado documentos más que suficientes como para que cada cual saque sus propias conclusiones. LEER MÁS

Serhistórico

Cuaderno de Formación Libertaria nº 7: «Cómo organizar una agrupación ‘Mujeres Libres'», Mujeres Libres

Bajar folleto

Redes de cuidados en los campos de concentración nazis

Las presas políticas españolas durante el holocausto se organizaban como una especie de familia para ayudarse las unas a las otras a sobrevivir el infierno y para realizar sabotajes.

Un carné antiguo

Carnet de combatiente de Elisa Garrido.

Cuando Lola García Echevarrieta (Bilbao, 1901) llegó al campo de concentración alemán de Ravensbrück, tras un hacinado viaje en los trenes de la muerte, fue estampada con una tenebrosa calificación. Era presa Nacht und Nebel (noche y niebla en alemán), lo que significaba que su destino final sería la cámara de gas. Tenía además prohibida cualquier comunicación con el exterior y viviría en precarias condiciones. Pese a este sello que a ratos pesaba como una losa, se convirtió en algo así como una madre para el resto. Animó, cuidó y ayudó a sus compañeras, quienes establecieron una red matriarcal de cuidados durante el horror de esos días en el campo nazi. LEER MÁS

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