‘La gran trata de esclavos’

“Los que han destruido España, que la reconstruyan”. Éstas son palabras del propio Franco en el preámbulo de la ley que creaba las Colonias Penitenciarias Militarizadas, el 7 de octubre de 1938, en plena Guerra Civil, aunque ya muy decantada hacia el lado del bando nacional. A partir de aquí empieza una larga noche de 40 años para la mayoría del pueblo español, que tuvo la desgracia de sufrir en ese tiempo un alzamiento militar fascista, una cruenta guerra y una represión posterior que prácticamente llegó hasta el día de la muerte en la cama del dictador.

Con el proceso de cambio de régimen político en 1978 empezarían a aflorar una serie de publicaciones que pretendían arrojar luz sobre uno de los episodios más largos, oscuros y desconocidos hasta ese momento de la historia reciente de este país. Una de las más interesantes por lo que nos narra es La gran trata de esclavos, de César Broto Villegas, militante anarcosindicalista desde 1925, cuando a los 11 años de edad se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo en la localidad de Lleida, adonde se acababa de trasladar toda su familia desde la vecina Aragón. En él, el autor nos relata una serie de episodios vividos en primera persona, que van desde el desarrollo de la propia guerra hasta la posterior represión salvaje sobre todo aquel o aquella que tuviera algo que ver con el bando perdedor, haciendo especial hincapié en la no suficientemente conocida historia del trabajo esclavo por parte de la población reclusa que saturó cárceles y campos de concentración al término de la guerra y que en los años venideros reconstruiría con sus propias manos un país arrasado. LEER MÁS.

FUENTE: FAL / Alfonso Molino

Cuarenta años de la muerte de García Oliver. El alma de Los Solidarios y Ministro de Justicia Popular

Este mes de julio del año 2020 se cumplen cuarenta años de la muerte de un hombre que fue historia viva de su tiempo, un revolucionario de acción y de palabra, pues manejaba perfectamente la oratoria. Murió solo, murió lejos de Reus, su pueblo natal; y yacen sus huesos en Guadalajara, México, país donde se exilió. Este artículo, además de repasar su vida política en una efeméride tan señalada, quiere dar a conocer la investigación histórica que ha propiciado localizar la tumba de Juan García Oliver, desconocida hasta el momento actual. En tierras mexicanas se encuentra uno de los corazones más apasionados de la memoria libertaria.

Juan García Oliver fue camarero de profesión desde los trece años en diversos restaurantes de Barcelona, tuvo una trayectoria vital intensa, trepidante y novelesca. Es una de las figuras más importantes del anarcosindicalismo español que encierra una de las rarezas más peculiares de la historia libertaria, y es que este militante anarquista catalán fue nombrado Ministro de Justicia el 4 de noviembre de 1936, en plena Guerra Civil española. Un revolucionario que tan solo había pisado los tribunales como acusado, y que había pasado doce años de su vida en prisión por sus acciones en el grupo Los Solidarios en los años 20, y posteriormente en la República española por practicar la táctica de la gimnasia revolucionaria.

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FUENTE: TODO POR HACER

De cómo se usurpó y manipuló la memoria libertaria en Francia. Historia de un robo

aludos gente que lee!!! Aquí estoy de nuevo, y esta vez traigo el típico tema espinoso con el que no hacer demasiadas amistades. Digo típico por que es un clásico. Y como clásico, considero la usurpación, por no decir robo descarado y escandaloso, tanto del mérito, como de la participación, de los anarquistas en la resistencia en Francia. Ocultación de datos, manipulación, olvidos interesados, todo repetido hasta la saciedad, hasta que se convierta en “verdad”. Y es que no hay como poner la maquinaria de propaganda del “partido” a funcionar, para que se vean los resultados con prontitud. Así que, parte de quienes cuentan la historia, cuentan esta verdad deformada, que quienes vienen detrás toman como verdad absoluta, y mientras no salga nadie a desmentirlo, pues suma y sigue, una historia a la carta. No os preocupéis, también hay mandanga para la burocracia sindical anarquista.

Al igual que en la Guerra Civil Española, el PCE era minoritario al principio de la misma, pero gracias a la ayuda “desinteresada” de la URSS, pasó a ser el gran defensor de la Republica, en tierras francesas pasó tres cuartos de lo mismo. Bueno, no todo el rato, claro, pues en medio apareció ese curioso pacto de “no agresión” entre Hitler y Stalin, que dejó a demasiados comunistas con el pie cambiado y un gesto de incredulidad en la cara.

Pacto Molotov-Ribbentrop
El 23 de agosto de 1939,se firmaba en Moscú el pacto de no agresión entre Alemania y la URSS. IMANOL

Para quien no lo sepa, el 23 de agosto de 1939, la Alemania nazi y la URSS firmaron un pacto de no agresión, también conocido como pacto Ribbentrop-Molotov, que eran los encargados de los asuntos exteriores de ambos paises. El acto se oficializó en Moscú 9 días antes del principio de la 2ª Guerra Mundial. Además, el pacto también estrechaba los vínculos económicos y comerciales entre ambas potencias, sin olvidar el pequeño detalle del reparto de Polonia.

Así que cuando las tropas hitlerianas entraron en Francia el 10 de mayo de 1940, y 40 días después, ya tenían bajo su control la mitad del país vecino, y la otra mitad sometida bajo un régimen títere, la línea oficial del partido comunista, tanto francés como español, hizo de tripas corazón y decidieron seguir los mandatos del tío Yosiff… en fin, que no había que atacar a las tropas nazis. Por suerte para el mundo, muchas y muchos comunistas, se saltaron la tan cacareada disciplina de partido y pasaron a la acción contra las huestes de Hitler. LEER MÁS

fuente: EL SALTO / IMANOL

Cuaderno de Formación Libertaria nº 7: «Cómo organizar una agrupación ‘Mujeres Libres'», Mujeres Libres

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MUJERES LIBRES. GENEALOGÍA DEL FEMINISMO ANARQUISTA

Nuestro propósito en este texto es hablar de las activistas de Mujeres Libres (revista y organización) y de su cometido. Conmueve conocer cómo estas mujeres, mayoritariamente obreras, crearon espacios feministas y anarquistas, cómo aprovecharon las circunstancias de la Guerra Civil y cómo pusieron en marcha una «revolución de la existencia» olvidada por todos/as. Queremos visibilizarlas, mostrar cómo sufrieron el sexismo por parte de sus propios compañeros y cómo la experiencia de revolución y guerra les cambió la vida. 

Las activistas de Mujeres Libres entendieron el anarquismo desde una vertiente personal (con un ardiente deseo de autonomía, de ser agentes de sus propias vidas), pero también  desde una vertiente social, obrera y feminista, basada en la lucha contra la dominación y la aspiración a una sociedad autónoma que crea sus propias normas. Desde esta convicción, consideraron relevante la creación de proyectos comunitarios autónomos, antiautoritarios y participativos en ámbitos como la educación, la actividad cultural, los medios de comunicación, la salud, la sexualidad, el bienestar social y la producción. Es decir, pensaron la transformación desde el bienestar y el malestar encarnados y no solo desde la producción. LEER MÁS

Laura Vicente / ACRACIA

Cuaderno de formación libertaria 5: «Los municipios libres. A las puertas de la anarquía», Federico Urales

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Mauro Bajatierra: «Los ateneos libertarios»

Cuaderno de formación libertaria número 4. Mauro Bajatierra «Los ateneos libertarios»

Historia de un hombre bueno

MARÍA JESÚS CAÑIZARES @MJesusCanizares

Víctor Juan lleva muchos años explicando la historia de Ramón Acín. Y también recorriendo los mismos pasillos, las mismas aulas donde este artista, maestro y humanista dio clases. “Es la historia más hermosa que conozco”, dice Juan. Y ciertamente, lo es. Porque Acín era un hombre bueno, honrado y enamorado. Tanto él como su mujer, Conchita Monrás, fueron fusilados en la Guerra Civil por defender a los humildes. De su vida y muerte, así como de los alumnos que nunca olvidaron a su querido profesor, versa el libro Ramón Acín. En cualquiera de nosotros, un pedazo tuyo (Gobierno de Aragón/ Fundación Ramón y Katia Acín) donde Juan ofrece el retrato más personal de Acín.

Ramón y Katia Acín Monrás / FUNDACIÓN ACÍN

Ramón y Conchita Monrás / FUNDACIÓN ACÍN

“La historia nos roba a las personas y nos devuelve personajes”, explica Juan, quien lamenta que determinadas historias sean manipuladas por los políticos. Acín, nacido en Huesca en 1888, hijo de ingeniero agrimensor y maestra, “pudo estar con los poderosos, pero eligió estar con los humildes”. Comprometido con la causa anarquista, conoció a Federico García Lorca y a Luis Buñuel, pero su verdadero amigo fue un zapatero, Juan Arnalda, con quien compartió escondrijo doméstico para escapar de sus perseguidores. A Buñuel le prometió que, si ganaba la lotería, le financiaría el documental Tierra sin pan, que narra la pobreza de la comarca extremeña de Las Hurdes. Y así fue. “Cumplió su palabra, financió el documental y acompañó al cineasta durante la filmación. La historia de Acín es triste, pero trata sobre la bondad y la decencia”, añade.

El polifacético protagonista de este libro fue dirigente de la CNT, escribió artículos en revistas anarquistas e ilustró publicaciones satíricas. Se dedicó al diseño gráfico, la pintura y la escultura para, finalmente, dar clases en la Escuela de Magisterio de Huesca, actual sede de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la Universidad de Zaragoza. El mismo edificio donde hoy imparte clases Víctor Juan. “Acín daba clases de dibujo, pero lo que hacía en realidad es enseñar a sus alumnos a entender el mundo”, afirma su biógrafo, quien a lo largo del libro, rinde homenaje a los maestros y la profunda huella que algunos de ellos, como Ramón Acín, dejan en sus alumnos. De ahí el subtítulo “En cualquiera de nosotros, un pedazo tuyo”, frase de Paco Ponzán, alumno de Acín que también moriría asesinado en esos años atroces de la historia de España.¿Cómo potencias tu mundo?¿Con faros LED o con 686km de autonomía? Configúralo a tu medidaPatrocinado por Hyundai

Víctor Juan, autor del libro / LUIS RABANAQUE

Víctor Juan, autor del libro LUIS RABANAQUE

“No te defraudaremos. Tus hijas. Katia y Sol, verán en cualquiera de nosotros un pedazo tuyo”, prometió Ponzán. Tras sufrir el exilio y la cárcel, Ramón Acín decidió esconderse en su casa cuando los militares sublevados toman Huesca. En uno de los intentos de localizarle, maltrataron a su esposa, Conchita. No pudo tolerarlo. Acín se entregó y fue fusilado en las tapias del cementerio. Ella siguió a su marido hasta el final, pues también sería ejecutada días después. Era agosto de 1936. La Guerra Civil acababa de comenzar. “Hay historias que no entendemos hasta que comprendemos que sus protagonistas son iguales que nosotros. Nos enamoramos igual que Ramón de Conchita. Queremos a nuestros hijos igual que él”, afirma Víctor Juan, cuyo libro está nutrido de fotografías, cartas de amor, carteles y reproducciones de la obra del protagonista.

La conexión con Cataluña

Katia y Sol que eran muy pequeñas cuando asesinaron a sus padres. Tuvieron que cambiar de nombre y ser bautizadas para evitar la persecución franquista. Y es aquí donde arranca la conexión catalana de este humanista. De hecho, la familia había pasado temporadas en La Pobla de Montornès (Tarragona). Katia, la hija mayor, catedrática de instituto, se jubiló a los 66 años y se matriculó en la Bellas Artes en Barcelona y residió en el Colegio Mayor Peñafort.

pajaritas

Las pajaritas de la Rambla del Clot de Barcelona

De esta forma, recuperaba una vocación que había compartido con su padre cuando era pequeña. Casada con Federico García Bragado, tuvo cinco hijos. Uno de ellos es Ramón García Bragado, exteniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, que actualmente honra la memoria de su abuelo a través de la Fundación Ramón y Katia Acín, donde Víctor Juan es patrono.

Por mediación de Bragado, el Consistorio instaló en 1991 en la Rambla del Clot de Barcelona el monumento de Las pajaritas, una réplica de la existente en el parque de Huesca, símbolo de la paz, que realizó Acín en 1928.

“Ramón Acín tenía en casa una jaula con una pajarita de papel dentro. No toleraba que un pájaro estuviera privado de libertad”, explica Juan. Tampoco toleraba que su perro Tobi tuviera que salir con bozal a la calle. Así que le pintaba el morro de color negro y los guardias municipales no le molestaban. A los alumnos de Víctor Juan les encanta esta historia. A nosotros, también.

FUENTE: EL ESPAÑOL